sábado, 5 de octubre de 2013

#25

Y todo mi ser vibró por un segundo, para después....explotar.

Ya no había barreras, murallas, campos de fuerza, ya no había nada, solo dolor, sufrimiento.
Los estoy bien se han transformado en huracanes que no dejaban nada intacto a su paso, las lágrimas ya no conocen contención, se desbordan en el límite de la cordura.

El pecho restalla, la agonía se abre paso.
Con sus garras me abre en canal.
Deja abierto mi ser.


Cada respiración conlleva una guerra en mi interior.
¿Quiero seguir con esta amargura?

Y todo da vueltas, la realidad se trasforma en palabras, sonidos que al salir de mi interior me cortan como cuchillas, no tienen piedad, solo desean ver mi fin.

Grito, le grito al mundo que ya no puedo más.
Nadie escucha, nadie atiende mi ruego, mi súplica, solo los brazos de la soledad me recogen, me llevan a su hogar.

Lo ves a lo lejos, lo sabes, ahí está la verdad innegable. 

Solo la Señora de la guadaña puede hacer que tengas un buen final, que todo acabe, es la única que puede parar ese circo infernal, ahí está, siempre aguardando tú visita, cada día más cercana.
Esa verdad es casi más dolorosa que las palabras, que la realidad.

Espera siempre su beso...