jueves, 4 de febrero de 2016

#32

Te quiero.

Aunque quizás no llegues a entender el significado de esas dos palabras, de esas ocho letras.
Tú me miraras, sonreirás y dirás que tú también me quieres, y yo, de nuevo, me mantendré callada ante tal mentira.

Yo te quiero.
Como último suspiro semiconsciente antes de dormirme, como el primer bostezo de la mañana.
Eres ese libro que leo solo los domingos lluviosos mientras tomo té en mi sofá favorito. El acantilado que me hace sentir pequeña y única frente a la inmensidad de olas rompiéndose en un ritmo frenético. El mismo ritmo que sigue mi corazón segundos antes de verte, entendiendo al fin al zorro del Principito.
Te espero con ansia y con ansia necesito que me devores, lo necesito casi desesperadamente. Mi cuerpo te grita con cada uno de sus poros que acabes conmigo, deseando en secreto, acabar contigo.

Te quiero, con locura, con pasión, irracionalmente.
Ardo desde el interior, ese que en muchos momentos de mi vida ha estado helado, sin sentir ni padecer, malviviendo en pos de una emoción , una sensación. Siempre buscando una nueva forma de destrozarme, hasta que te conocí. Pensaba que nadie sabia más del dolor que yo, que nadie lo controlaba mejor, y que nadie me lo podría aplicar con más intensidad.
Y apareciste.
Y me hiciste sentir dolor a un nivel nuevo sin ni siquiera tocarme.

 Si el amor es celestial yo me quedo contigo. Tu eres mi infierno y me llevas al averno, transformándome en tu Cancerbero.
Me llevas en pos de una Dulcinea, igual de real, igual de tangible. Igual de alcanzable que tu.
Soy una hormiga queriendo a la Estrella Polar.
Y sin embargo incapaz de dejar de perseguirte, de ser lógica de respirar pausadamente...te sigo, Hasta mi destrucción, feliz de saber al menos que serás tu quien termine conmigo.

 Te quiero.