domingo, 23 de diciembre de 2012

#8

Donde todo empezaba y acababa, donde la sangre la emoción y la adrenalina iban de la mano.
Nadie de los allí presentes conocía la palabra inocencia, y todos se habían cansado de sus vidas monótonas, llenas de engaño, de crímenes, había llegado un momento en el que no sentían nada, ni siquiera cuando sus victimas exhalaban su último aliento.
El cuchillo volvió a girar y sus respiraciones se aceleraron.
Y se paro, y las respiraciones se contuvieron.
Enfrente del filo del cuchillo se encontraba un señor bastante alto, en su cara se empezó a dibujar una sonrisa nerviosa, se podía ver como su respiración se empezó a entrecortar.
Cogió el cuchillo con la mano derecha, de repente parecía como si pesase más, como si en cualquier momento se le fuese a caer.
La sangre comenzó a salir, tiñendo su piel, no sabía cuando debía de parar, era nuevo en aquel juego.
Cuando las caras de sus compañeros de mesa llegaron a lo que parecía el éxtasis paró, y el juego volvió a empezar.
Semana tras semana se reunían, cicatriz tras cicatriz sellaban su destino, un destino en el que los sentimientos no existían, donde solo se podía sentir una sola cosa, dolor físico.
Solo les quedaba sentir el dolor en si mismos y el los demás, eran seres sin corazón.
No se consideraban ni buenas ni malas personas, no se consideraban personas, eran solo animales arrastrados a un mundo de instintos.
Morir o vivir, ¿eso que importaba?

3 comentarios:

Unknown dijo...

Por una parte tienen suerte de no temer a la muerte...

Krínos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Krínos dijo...

Esta me hizo recordar que cuando era mucho mas joven deseaba no sentir nada emocional porque era demasiado sensible y las cosas me afectaban mas de lo que deberían xD