domingo, 28 de julio de 2013

#23

Hoy os contaré la historia de una persona-
De una niña pequeña que solo quería ser feliz.
Le hicieron tanto daño que se prometió a si misma que nunca más dejaría que alguien viera su interior, porque siempre era eso la llama que encendía su infierno.
Se prohibió llorar, querer, o simplemente mostrarse.
Todo ello lo metió en la caja de "debilidades".
La pequeña niña creció, se equivocó, se resignó, siguió el camino que veía marcado en el suelo.
Después de un tiempo tiró todo por la borda, sus propias promesas quedaron en un rincón de su mente.
Volvió a confiar, a querer, volvió a caer en la misma piedra.
Quizás esta vez no era comparable a la anterior, todo era distinto, salvo en una cosa, volvió a sufrir.

El cómo podía cambiar, pero el fin era siempre el mismo.... el sufrimiento.

Ya no podía más.

No podía seguir sufriendo.
No podía seguir sola.

Ya nada podía hacer.


Ser fría, encerrarse, hacer a la soledad su compañera de viaje, no podía hacer más nada.

Que será de ella es algo que nadie sabe.
Se dice que vive con miedo de volver a sentir.
De probar esa droga y no poder dejarlo. 

1 comentario:

Dyalia dijo...

Guau, se me ha puesto la piel de gallina al terminar este relato, es breve pero tan lleno de sentimientos de dolor y sufrimiento y, por desgracia, me he sentido identificada con esa niña.
Besitos ^-^