martes, 13 de noviembre de 2012

#2

Cogió el cuchillo y se acerco al cuerpo que esperaba atado en el centro de la pequeña sala.
Sabía lo que iba a suceder, ya conocía cada palabra, cada grito que se sucedería.
No era la primera vez que lo hacía, y no sería la última.
Cada paso que le acercaba a su víctima hacía que su corazón latiese con fuerza, lo único que conseguía ello.
Contemplo unos segundos el cuerpo desnudo que se postraba a su lado, parecía que por fin se estaba despertando.
Despertó, y el subidón del momento le hacía recordar porque seguía haciendo aquello.
Vi el miedo, un miedo que casi se podía tocar.
Recorrió su cuerpo con el cuchillo, poco a poco, haciendo que se clavase en algunas zonas.
Después de un tiempo, en el que los segundos dejaban de correr, las horas se detenían, y el tiempo esa solo una palabra que se escurría entre el cuchillo y al carne.
Sonrió cuando vio como la mirada de su "víctima" cambiaba, ya no encontraba el miedo, ese terror de no saber que sera lo que venga, ahora encontraba suplica, de que no parase, que no detuviese el cuchillo, y fue en ese instante en el que paro, quería oír como suplicaba que continuase, como se arrastraba por un poco más, por solo unos segundos más. Sabía que lo haría, todos lo hacían, todos suplicaban.
Se río, y le dejo solo, se fue sin mirar atrás.
Cada día el ser humano le daba más asco, pena, risa.

1 comentario:

Krínos dijo...

MMm un poco de gore... Me encanta.