viernes, 16 de noviembre de 2012

#4

Al borde de la muerte todo se veía diferente.
Mientras miraba al horizonte sus piececitos jugaban en el borde de aquella azotea.
A esa altura su vida quedaba reducida a arena que se iba con el viento.
En ese segundo
El amor se volvió solo cuatro letras dispuestas al azar, un juego, una mentira, incluso creyó oír la risa del destino y su aliento en la nuca.
Recorrió mentalmente los momentos amorosos que había vivido y lo único que vio fue desesperación, de no estar sola, adicción a su cuerpo entrelazándose con otro.
Descubrió la cara del miedo, vio como le guiñaba un ojo, lo descubrió en todas sus fotos familiares, en sus amistades y en su intimidad.
La felicidad quedo rezagada de su memoria y solo al final de ese segundo apareció, aunque era difícil de descifrar, como si la ocultase una densa niebla.
Soltó su última carcajada al verse detrás de la niebla de la felicidad y saltó.
Todo lo que se supone importante quedaba reducido a palabras, con esa facilidad se esfumaba.
Lo único que no se tiñó de rojo en aquella calle fue su sonrisa.

2 comentarios:

Krínos dijo...

Me fascina como escribes :D

Yolanda Paredes dijo...

Oins, muchas gracias :33
Que me pones colorada y todo ^_^